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martes, 27 de septiembre de 2011

Ball de diables de Santa Tecla en Tarragona

Fotos realizadas en las Fiestas de Santa Tecla - Tarragona - 2011

El Baile de diablos (en catalán, "Ball de diables") es una de las tradiciones más arraigadas inicialmente en Cataluña, sobre todo por Tarragona y cercanías, y posteriormente en la Comunidad Valenciana, donde se llama Correfocs (Correfuegos), e Islas Baleares. Actualmente, su participación en pasacalles, procesiones y correfocs (correfuegos) se han convertido en una parte esencial de las Fiestas Mayores de muchos pueblos y ciudades.



Primeras referencias escritas
1426 en Tarragona:

La tradición del Baile de Diablos en Tarragona siempre ha estado muy arraigada, poseyendo una numerosa documentación de sus actuaciones; algunas de ellas datan de:

1426, año en que se tiene noticia del primer entremés de la Arcángel San Miguel.
Entre los años 1444 y el 1448, actuaciones de los diablos y del ángel San Miguel en el Consejo Municipal.
1531, conmemorando la entrada de la arzobispo Luis de Cardona.
1577, conmemorando la entrada de la arzobispo Antonio Agustín.
1617, festejando la llegada del nuevo arzobispo Juan de Montcada.
1633, con la llegada del rey Felipe IV coincidiendo con las fiestas de Santa Tecla.
1695, en ocasión del nuevo arzobispo Jose Llinás.
1706, con motivo de la entrada del rey Carlos III.
Reiteradamente, años 1722, 1729, 1755, 1765, 1785, la ciudad celebra con representaciones del Baile de Diablos los cambios eclesiásticos de la diócesis de Tarragona.
1841, para las Fiestas de Santa Tecla.
1846, con motivo de las bodas de la reina Isabel II.
1861, en ocasión de la entierro del Carnaval.
1891, en la llegada del agua de San Magí.


Orígenes

El origen de los bailes hablados es incierto y arriesgado de precisar, pero parece ser que deriva del teatro medieval de calle. Básicamente, la vía de transmisión del baile popular (bailes hablados o con parlamentos, danzas, etc.) ha sido la vía oral. Así, es lógico que en esta transmisión hayan llegado alterados respecto a la versión original.

Respecto al Baile de Diablos, a pesar de que se le reconoce popularmente como "baile", debe considerarse un entremés ya que este tipo de actuación es hacía entre plato y plato en las comidas de la nobleza en la Edad Media.

La síntesis del Baile de Diablos es una representación teatral de la lucha del Bien contra el Mal. El su contexto escénico también fue utilizado, principalmente para las fiestas de Corpus, en las procesiones eclesiásticas como acompañamiento para dar un aspecto más ceremonioso y espectacular. Finalmente, los diablos, diablillos o demonios desfilaban encabezando la comitiva para anunciar su llegada con jaleo de todo tipo. De forma estrepitosa y ruidosa apartaban el público asistente abriéndose paso en la procesión.

De todas maneras encontramos la figura del diablo o diablillo en el origen de todos los bailes hablados. Es un personaje que no tiene nada que ver con la obra que se representa, pero que se pone por medio y hace reír con sus cabrioles. Al final de la obra dice unos versos satíricos relacionados con la vida política o pública de la localidad donde se representa, y que todos esperan con deleite.

Este podría haber sido el origen del baile de diablos. Partiendo de un personaje que cada vez fue tomando más protagonismo y que llegó a superar la expectativa de la obra original, quedó la parte del diablo como la más popular.

La primera noticia escrita sobre un Baile de Diablos, según Joan Amades, data del año 1150. El acto fue representado en el banquete de la boda del conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV con la princesa Petronila, hija del rey de Aragón. La crónica nos dice que representaba la lucha de unos demonios, dirigidos por Lucifer, contra el Arcángel San Miguel y una cuadrilla de ángels.

La segunda referencia escrita que conocemos, citada en el Libro de Solemnidades de Barcelona, es de las fiestas de 1423 rememorando la venida a Barcelona del rey Alfonso V de Aragón, procedente de Nápoles.

También en Cervera participan los diablos para las fiestas de Corpus del año 1426. Otra vez en Barcelona, con motivo de la llegada del duque de Calabria en septiembre de 1467, se organizan unas fiestas donde los diablos también estuvieron presentes.

A principios del siglo XV, en las procesiones del Corpus de Barcelona, se clausuraba la comitiva con un entremés, formado por una cuadrilla de ángeles y otra de diablos.

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